5 dic 2010

Capítulo 4:Intento de Homicidio

Un viernes tormentoso, a punto de largarse a llover, películas, palomitas, unas pizzas en camino, y tres personas que al juntarse, son peligrosos.

Nos encontrábamos en el cuarto de Frank, cada uno abrigado con una colcha, yo opte por un edredón negro, me abrigaban mejor, a pesar de que eran iguales en la tela. Frank sacó “El Estanciero” de su armario, y jugamos aquel juego hasta que las pizzas llegaran.

Como era de esperarse, no lo entendía muy bien al juego, pero Shey y Frank, lo llevaban bien, así que les cedí mis “propiedades”, mitad y mitad.

Y van por casi el final del juego, ambos muy concentrados, cuando llamaron a la puerta, luego de que un trueno, me sobresaltara. –¿Quieres ir tú?, estoy ocupado mandando a la quiebra a tu amiga. –Me reí por su comentario, siempre terminaba ganando el en juegos, donde involucraba dinero. De seguro era el delivery de la pizza, tome el dinero que habíamos juntado entre los tres, y baje las escaleras, abrí la puerta, y desee nunca haberlo hecho.

-¿Tú? –No quería recordar su nombre, no me hacia bien hacerlo. Escuche los pies de Frank corriendo detrás de mí. –Olvide que iba venir, lo siento. –me susurró Fran, yo todavía no volvía a mi “si”. –Jaz, ve con Sheyla. –Las ganas de descuartizar en dos mil pedazos a la persona que estaba parada allí, no me faltaban. Yo me quede parada allí mirándolo, y él tan solo … me importaba muy poco lo que estaba haciendo. –Jazmine, ve arriba. –Miré a Frank, y en seguida bajo Sheyla, si esto no terminaba con alguien muerto, era de pura suerte.

-Creo que será mejor que venga por la noche, cuando todos duermen. –Maldigo el minuto en que había hablado, esa voz ronca con la que siempre hablaba, si no hubiese hablado, no habría notado, su pelo todo mojado que lo hacía … agradable, y sus ojos esmeralda, ya DIABLO, por qué lo estoy describiendo. –Sheyla, llévate a Jazmine arriba, antes de que mate a mi hermano. -¿Cómo puedes decirle hermano, a la persona que tiene la culpa de que yo vaya a mudarme? -Abrió los ojos como platos, y el cigarro que no había notado que tenía en la mano, que no estaba ni por la mitad, de seguro lo prendió hace instantes, ya estaba en el suelo. Cómo podía actuar también, el sorprendido de que yo me mudara, todo era su culpa, no pude contenerme más y me abalancé hacia él. –Juro por dios, que voy a matarte. -¡Jaz, detente! –Sentí las manos de “la víctima” en mi cintura, yo seguía golpeándole cosa que a él no le dolía, Sheyla me rodeo la cintura, quitando las manos de ese idiota, y separándome de él. -¡Jazmine, tranquilízate, vas a terminar como la última vez! –No quería recordar la última vez, no valía la pena. Sheyla, me obligo a subir al cuarto de Frank, cerrando la puerta. –Juro que lo matare. –Jazmine, dije que no quería recordar lo que está a punto de suceder en 72 horas. No quiero que vuelvas a nombrarlo. -¡Pero Sheyla! –Jazmine, no vuelvas hablar de eso, sino me iré a mi casa. –Está bien, lo siento.

Me abrigué nuevamente con el edredón, Sheyla cambio de tema, antes de que me pusiera mal, y se quedo hablando conmigo, hasta que Frank volvió, con las pizzas y las bebidas.

-Voy a decir una sola cosa, y no quiero que saquemos el tema nuevamente a la luz. –Dijo Frank refiriéndose a lo que sucedió hace media hora antes. –Volverá, cuando todos estemos dormidos, no quiero ningún asesinato en mi casa, ¿Comprendido? –Si.

Cenamos las pizzas, yo tenía un nudo en el estomago y ni siquiera tenía hambre, pero Sheyla y Frank, se unieron para tortúrame de que por lo menos coma tres porciones de pizzas, orden que debí obedecer, a no ser que “Papá” (Frank) nos mandara a dormir temprano.

Limpiamos todo el cuarto, y Shey puso la mejor película para una noche de tormenta, “Juego del miedo II”, genial (pura ironía).

Yo no soy de las que gritan cuando me asusto con una película, solo me tapo el rostro, pero la que se encargo de dejarnos sordos, fueron los gritos de Sheyla, que debíamos golpearla con una almohada o con un puñado de palomita, cada vez que gritaba, y le decíamos que solo era una película, que sus grititos agudos no iban a detener al asesino, solo nos hacia sangrar nuestro oídos.

. . . .

1 hora luego: a las 2:30 de la mañana, Sheyla estaba desmayada, abrigada hasta la cabeza con su colcha en suelo, en el cuarto hacia demasiado frío y ambas negábamos cerrar la ventana, nos encantaba escuchar como llovía y el ruido de las copas de los arboles moverse furiosamente. Frank también estaba cansado, se puso a ordenar todo lo que habíamos desordenado para ver la película le ofrecí ayudarle y así terminamos más rápido. Él se acostó, apagamos la luz, el clima que había en el cuarto, te daban ganas de dormir, pero yo no quería, más bien quería, pero no podía. Me puse a escuchar música con mi celular y los auriculares, pasaron:

1 hora 2 horas 3 horas

Si no fuera por el motivo de que mi teléfono se quedo sin batería, hubiese seguido escuchando, los Beatles, Green Day o algún otra cosa. Quise guardar mi teléfono, pero había olvidado el bolso abajo, además ya tenía sed, quizás si calmaba esa sed que hace desde la película que tenia, podría dormirme.

Genial, mi entrada para que me metan presa por intento de homicidio, estaba allí abajo. Mire el reloj, 5:30 de seguro dormía, espero, rogaba al señor que estuviera dormido, por un momento fui católica, abrí la puerta esta rechinó pero no despertó a nadie, para bajar a la cocina, Ow, debía pasar por la habitación del hermano de Frank, es muy obvio que no quería decir su nombre, me quite los zapatos para no despertarlo, al pasar no pude evitar mirar, la puerta se encontraba abierta, pero la enorme cama estaba vacía, respire aliviada, baje las escaleras, tome mi bolso y guarde el móvil allí, fui hacia la heladera, tome un vaso y me serví agua fría. Al guardar el vaso una mano fría rodeo mi cintura.

-Llego tu Aladdin, mi Jazmin.

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