8 nov 2010

Jacob y Bella


-Lo siento-susurró él tan bajo que tuve que leerle los labios para entenderlo-. Adiós, Bella.
-Lo prometiste-le recordé con desesperación-. Prometiste que siempre seriamos amigos, ¿de acuerdo?
Jacob sacudió la cabeza lentamente, y el nudo de mi garganta casi me estranguló.
-Ya sabes que intenté mantener esa promesa, pero... no veo cómo va a ser posible. No ahora... -luchó para no mover su máscara de lugar, pero esta vaciló y después desapareció-.
Te echaré de menos -articuló con los labios. Una de sus manos se alzó hacia mí con los dedos extendidos, como si deseara que fueran lo suficientemente largos para cruzar la distancia entre los dos.
-Yo también -contesté ahogada por la emoción. Mi mano también se alzó hacia la suya a través del amplio espacio.
Como si estuviéramos conectados, el eco de su dolor se retorció dentro de mi. SU DOLOR, MI DOLOR.

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