11 dic 2010

Capítulo 9: "Durmiendo Con El Enemigo"

-Así que te irás. –dijo apenado, mientras volvíamos a la camioneta.

-No quiero a hablar de aquello. –Trataba de que esa idea no me viniera a la cabeza, por lo tanto directamente Dave cambio de tema.

-Vamos a cenar, ¿De qué tienes hambre?

-De lo que quieras

-Vamos a un Restaurant de algún socio de mi padre.

-Ni se te ocurra llevarme, a esos de los que hay que ir de gala.

-No se me ocurriría.

El día ya estaba oscureciendo, y esa noche había la misma humedad que el día anterior, manejo hasta llegar a un restaurant llamado “Chez Paul”, no había ni mucha ni poca gente, lo normal, para mi gusto.

-Yo con un HotDog, estaba conforme.

-El problema es –bajo a abrirme la puerta. –que yo no. –completo su oración.

-Entramos a dicho lugar, y al atendernos para mi sorpresa Dave, ya había hecho las reservas, fuimos hacia la mesa reservada, luego de que nos traigan la carta.-

-¿Qué eliges? -Ordena tú, fuiste tú mismo quien me trajo acá.

-Dos porciones de pasta, completa. –le entrego la carta, al mesero. -¿Para beber?

-Yo cerveza, ¿tú, quieres una?

-Tengo 17, una limonada. –Eso una limonada. –cuando el mesero se retiro, Dave se quedo mirándome.-

-¿Tengo algo en la cara, o qué?

-Nada, déjalo.

-Me parece bien, todo lo que venga de tu cabeza, es raro, o para mayores de 18

-Muy graciosa.

Cenamos en paz sin ánimos de discutir, ni recordar cosas que no queríamos, o yo no quería, a las 22 salimos de allí, satisfechos de la cena, por lo menos yo, el siempre se quejaba de algo.

-¿Te regreso a tu casa?

-No gracias, no quiero … -Oh,no. Jazmine no llores ahora, menos enfrente de él . Ya era tarde, la vista se me había nublado, y las lagrimas ya se habían caido.-

-Hey, no llores. ¿Por qué lo haces? –nos sentamos en una banca que había por allí-

-No quiero … irme, no quiero saber que … cuando despierte de nuevo, … no estaré aquí-

-me rodeo con los brazos, y apoyé mi cabeza en su pecho. Me quedé en silencio, queriendo olvidar todo el dolor. Solo había una forma de que olvidara todo eso, y lo había descubierto hace dos años atrás.

-Embriágame. -¿Qué?

-Emborráchame. –Jazmine, Qué dices, estás loca.

-No lo estoy, no quiero acordarme de nada. Por favor. –No puedo hacer eso.

-Si me quieres, llévame a un Bar o algo, embriágame o emborráchame, sino me quieres, lo entiendo, me iré yo sola, pero si en verdad me quieres me llevaras.

-Primero que nada, yo te quiero. Pero si yo no te llevo, te irás sola, y es muy tarde. No puedo creer, que este haciendo esto. –se quiso subir a la camioneta pero lo retuve.

-Si me llevas en la camioneta, vas a llevarme a mi casa, te conozco demasiado. –cerró la puerta y me seco las lágrimas. Me tomó de la cintura, y caminamos lejos del restaurant. Miraba hacia abajo y me deje acariciar por las manos de Dave, hasta que en el suelo se veían reflejadas letras rosadas de un bar, levante la vista.

-Solo agradezco no haya nadie. Y vuelvo a decir: No puedo creer, que esté haciendo esto.

-entramos a lugar y me senté en la barra junto a él.-

-Dave, cuánto tiempo. –lo saludo el barman, detrás de la barra. Dave, le saludo con un apretón de manos sobre la barra, el lugar estaba casi vació por la hora, solo muy pocos jugando al billar.-

-¿Qué quieres? -Cualquier cosa, pero fuerte.

-Hermano, es menor, no puedo darle nada. –dijo el “amigo” de Dave, limpiando la barra.

-Yo me hago cargó de ella, dame un whisky y una cerveza.

-Tú mandas.

Me sirvió un Whisky con hielo, y él se tomo una cerveza.

En una hora que el bar se lleno de gente, creo que bebí, a pesar de las quejas de Dave, unos 4 vasos de whisky y tres cervezas, a la cuarta, me la quito de las manos.

-Creo que ya es suficiente.

-No quiero irme. –dije mareada, ni siquiera sabía lo que decía.-

-No significa que sigas tomando. –vi como dejo la plata en la barra. –nos vamos.

-me baje del taburete, pero me tambaleaba de la borrachera que tenia, y por los ojos llenos de lágrimas. Paso su mano por mi cintura, tomó la mía y la paso por su cuello, me subió a la camioneta, y me abrochó el cinturón.

-No quiero ir a mi casa. –Crees que te voy a dejar en este estado en tu casa.

-Tampoco a la de tu familia.-no sé cómo aún podía modular palabra, a pesar de que se me trababa la lengua –Vendrás a mi loft.

-Lo … que me … me faltaba

-Eso pasa por emborracharte

-cerré los ojos, hasta que llegamos a susodicha casa, la cabeza me daba vueltas y ni siquiera sabía si estaba en pie, creo que me quede dormida o inconsciente sin saber qué día y era ni con quién estaba.

Abrí los ojos un segundo, mis pies estaban levantados por los brazos de alguien.

-Shh, sigue durmiendo. –obedecí la extraña voz y me dormí.

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Abrí los ojos despacio, la cabeza me pesaba, estaba aturdida, el piso ya no se movía. Baje mis manos a mi cintura y estaba rodeada por dos manos frías, me di la vuelta y era Dave, quien me tenia abrazada, volví a mi lugar y me deje abrazar, me quedé en la cama, hasta que mi cabeza me empezó a doler.

-Desde cuando te gusta que te abrasé.

-Cállate, es la última vez que voy a estar en tu cama.

-Y a mis pies.

-Ya cállate que me duele la cabeza.

-Con la borrachera de anoche, era lo más obvio que te pase factura por la mañana.

-¿Qué hora es?

-Las 5 de la mañana.

-¡La mudanza! –grite desesperada, tanto alcohol hizo el efecto que quería, me levante sentándome en la

cama, pero debí volverme a acostar, la cabeza me daba vueltas.

-¿Puedes tranquilizarte?, llamo tu madre y la atendí, diciéndole que te quedaste dormida mientras hablábamos. El vuelo sale a las 10. Ahora sigue durmiendo, luego te hago el desayuno.


Estaba durmiendo en la cama de Dave, por quien yo ahora me mudo, dejando que me abrase y me cuide. NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA.


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